Hiperpigmentación III: Tratamiento de lentigo y melasmas

Los melasmas, como ya lo viste en la sección hiperpigmentación II, son manchas faciales en forma de parche simétricas que se producen generalmente por el uso de anticonceptivos hormonales, tratamientos hormonales de fertilización y antibióticos.

Los tratamientos de los lentigos y melasmas incluyen la hidroquinona, los corticoesteroides y los retinoides. También se usan los peeling químicos (exfoliación química), el tratamiento con láseres y la dermoabrasión. Algunas recetas populares le dan buen crédito al tratamiento con vitamina C y el agua de arroz, entre otros.

El tratamiento del melasma parece ser algo complicado no solo porque se necesita la permanente utilización de alta protección solar sino que también se necesita bastante paciencia ya que el efecto no es inmediato. Un solo día de protección solar puede llevar al fracaso un tratamiento de varias semanas. Por otro lado, si el tratamiento es muy prologado, se han reportado casos de agravamiento del problema como con el uso de hidroquinona. Si el tratamiento es muy invasivo como en el caso de los láseres se podrían generar a su vez inflamaciones que implicarían  más hiperpigmentación.

Como mencionaba antes, si el melasma se produjo en el embarazo o a raíz del uso de hormonas en la anticoncepción o fertilización, lo más probable es que desaparezca espontáneamente después del embarazo o del cambio a un método anticonceptivo sin hormonas.

Para el tratamiento de los melasmas existen diversas terapias de blanqueado con o sin aparatos. El objetivo de la terapia es pues retardar o inhibir la producción de melanocitos o degradar la capa más externa hiperpigmentada.

Blanqueadores tópicos:

Los blanqueadores tópicos (para untar en la piel) son la hidroquinona, la fluocinolona (corticosteroide) y la tretinoína (retinoide derivado de la vitamina A). Según Katsambas[1] y otros, el uso combinado de las tres sustancias es mucho más efectivo que en dúo o que en solitario. La hidroquinona, la más conocida, inhibe la síntesis de melanina y es por esto que debe ser considerada como medicamento y no como cosmético. En Europa se han retirado muchos cosméticos que contenían hidroquinona y que se vendían libremente, sin prescripción química. Mira este enlace http://www.aemps.gob.es/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/medIlegales/2011/NI-MUH-Ilegales_R07-2011-hidroquinona.htm.

Hidroquinona es el blanqueador más conocido y regulado, pero la lista es inmensa y macabra, comenzando con mercurio. Muchas firmas cosméticas en el mundo usan blanqueadores en sus cremas mimetizándolo con cualquier otro efecto.  Mira el interesante estudio  de Copan [2] y otros, en México y EE.UU., donde se descubre el uso de cremas blanqueadoras con mercurio a través de la contaminación de las aguas residuales domesticas. Se descubrió incluso que el aire, en la casa del usuario de la crema, estaba contaminado debido al carácter volátil del cloruro de mercurio usado adrede en la crema en el mercado negro.

El uso de blanqueadores es muy controvertido porque es muy probable que se disminuya la hiperpigmentación después de algún tiempo sin embargo, debido a que su terapia implica su uso diariamente, este se absorbe mucho más en la piel y podría generar ocronosis exógena, sobretodo cuando se exagera en el tiempo de uso.

La ocronosis es una pigmentación de la piel de color gris azulado muy común cuando se abusa de la hidroquinona. Según Olumide [3] y Dovla[4] y otros, los blanqueadores se administran no solo por la presencia de melasmas sino también para blanquearse la piel morena sobretodo en algunos países del áfrica sub-sahariana donde el ser blanco lo consideran más bonito o incluso superior. Aquí, se aprovecha el hecho de que en muchos países la regulación cosmética o farmacéutica es muy incipiente o no existe la estructura para controlar su cumplimiento.

El escenario es muy tétrico:

Estás desanimada porque tienes manchitas (o eres del color que no te gusta y aprovechas que tienes una manchita para matar dos pájaros de un solo tiro). Empiezas a utilizar las cremas blanqueadoras. Después de algún tiempo vas observando un tono más claro. Tu animo esta por lo alto. Prosigues untándote la crema con mucho esmero y después de algún tiempo (no se sabe cuánto) empiezas a notar que tus manchitas empeoran y cambian de color. Pero tú le tienes fe a tu cremita, entonces, continúas impregnándotela…. Lo peor es que caes en la cuenta ya cuando es muy tarde porque tus manchitas se agravaron y te cuesta reconocer cuál fue tu intención. Parece ser que este es un esquema común.

En la imagen quiero hacer hincapié al color azul grisáceo de la piel después de abusar de la hidroquinona.

Quédate expectante de mi próximo artículo sobre el fenómeno de las pieles blanquecinas.

Blanqueadores químicos o exfoliado químico:

Los blanqueadores químicos implican el exfoliado por medio de ácidos débiles como el glicólico, salicílico, tricloroacético o azelaico con el objeto de remover la capa más exterior de la piel, es decir, efecto antiqueratinizante. La inflamación de la piel posterior al tratamiento, podría generar una hiperpigmentación, que agravaría el melasma original.

Láseres:

Según Hruza[5] y otros (2012) el uso de equipos especiales como el láser ha tenido bastante éxito en el tratamiento de los lentigos pero en el tratamiento de la melasma los resultados no han sido tan alentadores porque, entre otras, la recurrencia es alta cuando se para el tratamiento.[1] La diferencia es pues debido a la diferente esquema de formación entre los lentigos y los melasmas. Se debe tener mucho cuidado porque a veces se produce hiperpigmentación posterior a la inflamación ya que  aumenta la hiperactividad de los melanocitos.

Dermoabrasión:

La dermoabrasión se usa muy poco en el tratamiento de la piel hiperpigmentada. La idea es forzar a la piel con un cepillo de cerdas muy puntiagudas para que se renueve. Se usa más bien para el tratamiento de las cicatrices provocadas por el acné o de las pequeñas arrugas alrededor de la boca u ojos. Como te lo puedes imaginar, es muy probable que provoque también cicatrices o hiperpigmentación.

Sea cual fuese el tratamiento utilizado, se recomienda una cautelosa protección solar permanente, como lo señalan Lebwol[6] y otros. Se desaconseja el uso de cabinas solares. Williams[7] y otros (2009) recomiendan utilizar siempre la protección para prevenir y evitar la recurrencia de los melasmas y dice que el método más probable de tener beneficios es el uso de ácido azelaíco por su efecto antibacterial y antiqueratinizante y la hidroquinona por su efecto de inhibir la producción de melanocitos. Aunque el afirma que la evidencia es incierta para el ácido azelaico, los esteroides, los retinoides, los corticoesteroides, el ácido glicólico, la vitamina C, el láser y los tratamientos combinados. Estos investigadores concluyeron que la hidroquinona (2 al 4%) en combinación con protección solar alta es la más efectiva alternativa para el tratamiento de los melasmas. Sin embargo, no descarta los efectos secundarios de la hidroquinona aunque afirma que no se han reportado casos de efectos secundarios cuando se usa hasta como máximo dos años.

Próximamente te hablaré de la posibilidades naturales o botánicas para el tratamiento de la hiperpigmentación como el ácido kójico, arbutina (proveniente del trigo), extractos de regaliz o té verde.[8]

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[1] Andreas D. Katsambas, Torello M. Lotti, European Handbook of Dermatological Treatments , Springer Science & Business Media, 2003 , 804 p.

[2] Copan L, Fowles J, Barreau T, McGee N., Mercury Toxicity and Contamination of Households from the Use of Skin Creams Adulterated with Mercurous Chloride (Calomel), Int J Environ Res Public Health, 12(9):10943-54, 2015.  http://www.mdpi.com/1660-4601/12/9/10943/pdf

[3] Olumide YM, Use of skin lightening cream: lack of recognition and regulation is having serious medical consequences, british medical journal, 342(7793): 345-345,2011.

[4] Dlova NC, Hamed SH, Tsoka-Gwegweni J, Grobler A., Skin lightening practices: an epidemiological study of South African women of African and Indian ancestries, Br J Dermatol. 173 (2):2-9, 2015

[5] George J Hruza, Matthew Avram, Lasers and Lights: Procedures in Cosmetic Dermatology Series (Expert Consult), Elsevier Health Sciences, 2012 – 156 p.

[6] Mark G. Lebwohl, Warren R. Heymann, John Berth-Jones, Ian Coulson, Treatment of Skin Disease: Comprehensive Therapeutic Strategies, Elsevier Health Sciences, 2013, 888 p.

[7] Hywel Williams, Michael Bigby, Thomas Diepgen, Andrew Herxheimer, Luigi Naldi, Berthold Rzany

J Evidence-Based Dermatology, John Wiley & Sons, 2009 – 744 p.

[8] Leyden JJ, Shergill B, Micali G, Downie J, Wallo W, Natural options for the management of hyperpigmentation, J Eur Acad Dermatol Venereol., 25(10):1140-5, 2011.

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